Los pulmones de Bob Marley.
El tabique de Diego Armando.
La polla de Napoleón, un huevo de Colón y el otro de Franco.

El bronceao de Michael Jackson.
El muñón del manco de Lepanto.
El burro de Sancho.
Las alas supersónicas de Carrero Blanco.

El bigote de Dalí combinando el de Cantinflas y Charles Chaplin.
Los codos de Bukowski, el hígado de Hemingway, la mejilla de Hawking.

Ahora que oigo los colores y huelo los sonidos, que la evolución ha permitido poner fin a la humanidad al permitir diseñar tu mente, tu cuerpo y más.
Llegados al umbral de una nueva era el estado mental no es una barrera.
Modulemos la inteligencia, nuestro campo de visión y el sistema sensorial a nuestra manera.
Ahora que el futuro está vacío al estar carente de espontaneidad y libre albedrío. Ahora que todo es perfecto, damos un pequeño paso más allá, ¡vivir muertos!


Superhumanos. De un solo puñetazo matan más de 100 soldados.
Superhumanos. Ellos serán quiénes nos defiendan cuando vengan los marcianos.
Superhumanos. Vienen con escudos antiaéreos implantados.
Superhumanos. Con más músculos que Aznar y con el coche más blindado.

La oreja de Van Gogh. El ojo pipa de Junqueras.
La calva de Gorbachov, el cuello de Kim Dotcom.
Las falanges de Primo de Rivera.

Las venas de Sid Vicius. El peinado de Kim Jong-un.
Los gemelos de Pistorius, la barriga de Notorious, la frente de Mao Tse-Tung.

Las palmas de Jesús de Nazaret. El talón de Aquiles. La barba de Karl Marx.
O sea, qué fuerte, no habéis dicho nada de ninguna mujer.
La costilla de Adán.

Yo sí que escupo rayos por el culo y no William Wallace,
vuelo más alto que Ícaro y no se queman mis alas,
buceo más que Neptuno porque tengo branquias,
de los primeros híbridos entre animal y máquina.

Soy mucho más alto, soy mucho más fuerte, soy mucho más guapo que tu 007.
Primero enséñame la pasta, laboratorios clandestinos en Siberia o en Alaska.

Tengo dientes de sable, melena de león, soy un semidiós con rabo de elefante.
Tengo, tengo las garras de Lobezno y genes de reptiles que regeneran mi cuerpo.

Me pulo a Kaspárov jugando al ajedrez, di con la inmortalidad que buscaba Gilgamesh.
Cuando vea el final, pondré una maleta con billetes en la mesa y compraré 100 años más.